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Posts Tagged ‘Política Exterior’

Entre las iniciativas destacadas que completaron el acontecimiento, el proyecto “Rayuela”organizado por COFRA, el Instituto Goethe y las Casas de Escritores de Alemania tuvoespeciales particularidades. Consistió en un intercambio de cinco escritores (cuatroalemanes y uno suizo) que visitaron distintas ciudades argentinas y cinco escritoresargentinos que residieron en cuatro ciudades alemanas y una suiza durante un mes (*). La experiencia tuvo un colorido balance el viernes 8 de octubre en la sala de encuentrosdel pabellón argentino. Con el magnífico mural que Miguel Repp iba dibujando en el transcurso de los días de marco, sostenido sobre los anaqueles que exhibían las obrastraducidas de escritores argentinos a las más diversas lenguas, siete de los participantesdel programa, coordinados con humor por Gabriela Massuh -impulsora incansable deeste proyecto y de los vínculos entre la cultura argentina y alemana-, relataron peripeciasy sorpresas que el intercambio les había deparado. Sergio Baur, Ministro de nuestraCancillería, y sobresaliente gestor internacional de nuestra cultura, también señaló laimportancia que el proyecto había tenido para el intercambio literario de ambos países y larealización de la Feria.
Los perros –o su ausencia- fueron un común denominador en los relatos que cada escritorsubió a su blog, apuntó Massuh para abrir la charla. Y cada uno explicó el por qué de estaobservación. Si bien todos aportaron agudos comentarios de su experiencia, señalo porrazones de espacio la visión que Christoff Simon realizó sobre Buenos Aires al considerarque le evocaba a la República Democrática Alemana (desaparecida con la caída delmuro) y la sorpresa de Ariel Magnus en Zurich, ciudad donde no vio pobres, mientrasescribía una novela que transcurre en la Villa 31. Hacho que valió una observación porparte de Alan Pauls en relación a que a los pobres en esas latitudes no se los ve porqueestán trabajando.
Paradojalmente, desde un panel de tela ubicado lateralmente la sonrisa cristalizada deEvita joven recordaba asignaturas pendientes.

(*) Escritores participantes: Alan Pauls, Pablo de Santis, María Negroni, María SoniaCristoff, Ariel Magnus, Ulf Stolerfoht, Alissa Walser, Rayk Wieland, Ron Winkler y ChristoffSimon.

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Las paredes externas del laberinto estaban cubiertas por gigantografías que recordabanvariados hechos de la historia argentina (desde el comedor del Hotel de Inmigrantes en1899 a una escuela de Gaiman, Chubut, en 1911; del 17 de octubre de 1945 al juicioa las Juntas en 1985). Pero los paneles de ingreso al laberinto y uno lateral de enormevisibilidad junto a la entrada, mostraban nueve fotos de la Presidenta Cristina Fernández: seis entregando computadoras del programa Conectar Igualdad, tres participando junto asu marido y otros líderes latinoamericanos de los festejos del bicentenario.
La cantidad y el impacto visual de las imágenes, por la estridencia del color y laubicación en el espacio, si bien concordantes con la utilización de este gobierno de lapropaganda política, desmerecían el contenido de la muestra y como un espejo retrovisornos mostraban las prácticas propagandísticas de un pasado abandonado en paísesdemocráticos.
No resaltes lo que es obvio, me enseñaba un profesor de filosofía en la escuelasecundaria y la sugerencia es útil porque lo que enfatiza innecesariamente produce unefecto contrario. Los retratos provocaron menciones negativas en la prensa internacionaly en muchos visitantes.
Las fotos de la Presidenta se exhibieron en una vidriera ineficiente para conseguiradeptos y le dieron falaz cobertura partidista a la entraña del laberinto, que honraba conrespeto y casi sin olvidos la pluralidad contradictoria de nuestra cultura.

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Rayuela y Laberinto
La imponente sede que alberga la feria del libro en la ciudad alemana ofrece la posibilidadde un juego de saltos en un extendida oferta de casilleros marcados con números yletras, pero también la alternativa de perderse entre la red de stands, patios, escaleras ycintas mecánicas que unen los distintos bloques que la integran. Rayuela y laberinto quetambién propuso Argentina como símbolos de nuestra literatura en el amplio espacio queocupó como país invitado.
La compleja trama del mundo editorial se teje ante el visitante sin interés negocial connitidez porque la sucesión de escaparates, puntos de encuentro, ediciones, traduccionesson el paisaje del febril cambio de personajes en las mesas donde se realizan lascitas entre editores, agentes literarios y otros actores en la empeñosa búsqueda detransacciones.
Muy diferente a la Feria del Libro de Buenos Aires, aquí no se venden ejemplares al lectorsino que se realizan negocios para que los textos circulen por el mundo en la diversidadde formatos existentes. El público entra los dos últimos días cuando las operaciones hansido concertadas y si cumplen el rito de hacerlo disfrazados –lo que sucede en cantidadnotable para el visitante desprevenido – recibe beneficios en el precio de la entrada.
El mundo del libro se ha ampliado y ya no se limita al objeto en papel con el cual lo hemosidentificado, sino que las tecnologías digitales han multiplicado la posibilidad de formatosy plantean temas de debate impensables pocos años atrás. Los “e-books” resplandecenen los escaparates de editoriales de múltiples procedencias.
En mi condición de invitado por CADRA –entidad que protege los derechos de autoresy editores frente a la reproducción gráfica de sus publicaciones- mi interés en observarcómo se multiplican las nuevas formas de contener y difundir un texto fue una motivaciónespecial, así como también analizar el estado del debate respecto de los derechos eintereses en pugna en este nuevo mundo.
Los argentinos no estuvimos ausentes en este tema, pues con el auspicio de la FundaciónHeinrich Böll Stiftung- Cono Sur- y la Fundación Vía Libre y edición de Beatriz Busanichese presentó el libro “Argentina Copyleft: La crisis del modelo del derecho de autor y lasprácticas para democratizar la cultura”, importante aporte para la discusión de un temadel siglo XXI -ausente en la discusión pública de nuestro país todavía anclada en temasdel siglo XIX como la división de poderes-, pero que atraviesa la cotidianeidad de quienestenemos el privilegio de haber incorporado a nuestras vidas los múltiples aparatos quepermiten la circulación de textos.

Mencionado acto se realizó dentro del espacio de encuentros del pabellón ocupado porlas editoriales francesas y contó con la presencia de la ya mencionada editora y autora,del Vice-Presidente de la Legislatura porteña y especialista en temas de propiedadintelectual, Dr. Julio Raffo y Patricio Lorente, investigador de la Universidad de La Plata.Tanto el debate de los oradores como los trabajos de investigación que componen el librodejan planteado el mayor desafío que enfrenta la actividad autoral y editorial: resolver laconvivencia armónica entre el derecho de acceso a la cultura que los nuevos métodos decirculación de obras ofrecen y el derecho patrimonial de autores y editores. Sin duda, untema esencial del presente que deberá resolverse en el futuro próximo sin olvidar que elbien común es un fin esencial del estado.

Argentina, cultura en movimiento.
Esta fue la frase elegida para presentar a nuestro país en la Feria como invitado de honor,ardua tarea que cumplió eficazmente COFRA (Comité Organizador para la presentaciónargentina en la Feria de Frankfurt) a cargo de la Embajadora Magdalena Faillace,infatigable gestora cultural, que implicó el montaje del pabellón especial situado en unespacio llamado “Forum” y la organización de múltiples actividades dentro y fuera de laferia, de muy compleja logística.
El diseño, la luz y la imagen, fija o en movimiento, fueron los medios protagónicos parapresentar nuestra literatura y nuestro país. Una rayuela dibujada en el piso daba accesoa un laberinto compuesto por paneles que evocaban a figuras destacadas de la literaturaargentina del siglo XIX y XX. El tributo que los símbolos elegidos rendían a Cortázar y aBorges, resultan concordantes con el rol de “íconos” de nuestra literatura que tambiénse les concedió y que multiplicaban su imagen fuera de los límites del laberinto en quequedaban circunscriptos sus colegas.
La selección de los escritores que conformaban los distintos paneles de ese laberintofue plural en todos los aspectos de la expresión literaria. El pasillo central lo ocupabanErnesto Sábato, Victoria Ocampo, José Hernández, Silvina Ocampo y Adolfo BioyCasares y en los pasadizos desfilaban figuras tan disímiles como Esteban Echeverría,Sarmiento y Bartolomé Mitre, junto a Manuel Mujica Lainez, Leopoldo Marechal yArmando Discepolo o Roberto Arlt, Manuel Puig, María Elena Walsh y Juan JoséSaer, sólo por nombrar sin ninguna intención selectiva a algunos de los casi cincuentacreadores elegidos, con la intención de dar cuenta de la variedad de épocas, estilos ycorrientes.
En cada panel el nombre del autor era acompañado por el título de una de sus obras yun texto que deliberadamente en algunas ocasiones pertenecía a otra obra. Así el casode Alfonsina Storni, en el cual se seleccionó su libro de poemas “Ocre” y el terceto finalde “Voy a dormir”, soneto escrito antes de su muerte en 1938.
En las vitrinas de esos paneles podían encontrarse objetos singulares como la ediciónde “Adán Buenosayres” ilustrada por Butler o el grabado original de Castagnino parael “Martín Fierro”, que publicó Eudeba, primeras ediciones o ediciones de bolsillo o lareproducción de una imagen que identificaba al autor (el dibujo de una diva del cine deoro para Manuel Puig).Una acertada idea fue acudir a pequeñas pantallas que reproducían segundos de películas basadas en las obras de los escritores expuestos. Y creo relevante destacarloporque no hay conciencia del gran aporte que la literatura hizo al cine argentino y comocontrapunto la función que el cine cumplió en la difusión masiva de esas obras. Tampocome parece que se recuerde que grandes títulos de nuestro cine tienen su origen en laliteratura. Desde “La guerra gaucha”, dirigida por Lucas Demare sobre la adaptacióndel texto homónimo de Leopoldo Lugones hasta la exitosa “El secreto de sus ojos”, deJuan José Campanella sobre la novela de Eduardo Sacheri, la relación ha sido arduay fructífera. Casi toda la obra de Mario Soffici, Leopoldo Torre Nilsson, Manuel Antín oSergio Renán fueron adaptaciones de textos literarios de autores argentinos.
En las vitrinas se pudieron rescatar imágenes de “Prisioneros de la tierra” (Mario Sofficcisobre Horacio Quiroga) , “El salón dorado”( Barney Finn sobre el cuento de MujicaLainez), “Boquitas Pintadas” (Torre Nilsson sobre la novela de Manuel Puig), “El poderde las tinieblas” (Mario Sábato sobre “El informe sobre ciegos” de su padre Ernesto) ,“Rosaura a las diez” (nuevamente Soffici sobre Marco Denevi), entre otros títulos delcine argentino que tuvieron a la literatura como fuente argumental.
Y apareció un caso que integra uno de los mitos de la relación entre el cine y la literaturanacional: la vinculación entre “Hace un año en Marienbad”, de Alain Resnais y “Lainvención de Morel”, de Adolfo Bioy Casares. En la vitrina destinada a Bioy, una pantallareproducía secuencias de esta obra emblemática del cine francés, que no reconocecomo fuente de inspiración la célebre novela. Consulté entonces a Edgardo Cozarinsky,que desde sus vacaciones en la apacible Villefranche-sur-mer, resolvió mi duda y mecontestó que la relación nacía de una nota que el guionista de la película, Alain Robbe-Grillet, había realizado en 1953 en la revista “Critique”, dirigida por G. Bataille, luego deaparecida la traducción francesa de la novela de Bioy, que puede leerse como un anticipode una idea para el filme de Resnais. Desde allí y pese a no figurar en los créditos delfilme, la vinculación se convirtió en una leyenda de nuestra pequeña historia literaria, muybien honrada en la muestra de Frankfurt.
Un espacio especial dentro del pabellón ocuparon los escritores y periodistasdesaparecidos en la última dictadura militar. Un panel con sus fotos y sus nombres,los pañuelos de las madres simbolizando la lucha por la justicia, una vitrina con loslibros prohibidos, constituyeron junto con la presentación de la “Antología de escritoresdesaparecidos” el homenaje a las víctimas del despiadado período de nuestra historiareciente.

Escritores en primer plano.
Los escritores argentinos, presentes y ausentes, ocuparon un primer plano de atenciónen la prensa favorecido por el programa denominado “Sur” que antes de la celebraciónde la Feria y con una encomiable labor de su comité de selección (integrado porMagdalena Faillace, Noe Jitrik, Horacio González, Horacio García, Mario Goloboff y SilviaOppenhayn), subsidió la traducción de doscientos cincuenta y tres títulos a las másvariadas lenguas y que permitió que muchas obras y autores aún no traducidos lograranla atención de editores alemanes. Por eso, cuando se hacía un paseo por el monumentalpabellón del país organizador nos encontrábamos con escritores argentinos ofrecidos ensus catálogos, pues Alemania recibió cincuenta y siete de esos subsidios. También sepodía ver obras de autores nacionales en los escaparates de las librerías de la ciudad.

Así las editoriales Suhrkamp e Insel, integradas a partir de 1963, entregaban uncatálogo específico de literatura argentina, con traducciones de autores ya clásicoscomo Roberto Arlt, Julio Cortazar, Manuel Puig o de las nuevas generaciones comoLaura Alcoba, Leopoldo Brizuela, Martín Kohan o Samantha Schweblin entre otrosnumerosos autores que despertaron el interés de editores alemanes. Esta editorial realizórecientemente en el Museo de la Literatura Moderna de Marbach una exposición sobreliteratura latinoamericana, denominada “Cortazar, Onetti, Paz. El gran sur de Suhrkamp”que mostró la más completa colección de la literatura de este continente, ya que elmencionado sello promovió intensamente el descubrimiento de la América Latina literariae intelectual, que en esta ocasión favoreció la presentación de escritores argentinos.
También la prensa prestó especial atención a la literatura argentina y su diversidadde exponentes. Como ejemplo, basta el suplemento literario del Die Zeit, uno de losprincipales diarios germanos, que dedicó su Nro. 40 de septiembre de 2010 a destacaresta diversidad con texto de tapa de Martín Kohan y extensas notas sobre VictoriaOcampo y César Aira. El suplemento reseña la activa y diversa expresión de nuestraliteratura, con artículos y fotografías de Osvaldo Bayer, Sergio Bizzio, Carlos Busqued,Martín Caparrós, María Sonia Cristoff, Pedro Mairal, Alan Pauls y Claudia Piñeiro, entreotros.
Así los escritores argentinos ocuparon una atención central de los medios alemanes ymostraron la diversidad cultural que es símbolo de nuestra cultura y marca de época eneste período de la civilización.

Editores en su espacio
En un encuentro donde el centro es el intercambio entre editores, estos ocuparon unespacio propio en otro piso del pabellón compartido con editoriales de habla hispana.Con algunas quejas por la distribución y tamaño del ámbito, las editoriales argentinasocuparon el stand de acceso a la gran sala, decorado por fotos emblemáticas depersonajes de nuestra literatura (Macedonio Fernández, Norah Lange) o de grandeseditoriales (reunión del grupo Sur). Allí se realizaban los encuentros entre editoresargentinos y posibles interesados internacionales en las obras. Los resultados de esasnegociaciones nos darán el indicio del impacto que tuvo la feria para establecer o renovarlas relaciones de nuestras editoriales con sus pares extranjeras y el éxito del intercambiobuscado.
En un espacio reservado a la organización de mesas de debate con participación depúblico, se realizaron numerosas actividades para reflexionar sobre diversos aspectos dela literatura y sus modos de difusión. En este marco hubo un original debate coordinadopor Gabriela Massuh y en el que participó el argentino Carlos Díaz (Editorial Siglo XXI),la alemana Anke Simon y el inglés Hill Swainson, donde se plantearon dificultades parala difusión del pensamiento argentino y latinoamericano y el predominio del inglés para ladifusión de ensayos y literatura científica.
Como afirmó Griselda Gambaro en el discurso de apertura la literatura y el poder tienenuna relación más estrecha de lo que se cree, con vínculos que aún en democracia hansido conflictivos. Es de esperar que esta esforzada presentación de la Argentina en Frankfurt sirva para que la cultura sea el instrumento de desarrollo que se espera en unademocracia del siglo XXI.

Publicado en Semanario Perfil, domingo 17 de octubre de 2010

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Publicado en SemanarioPerfil; 17 de octubre de 2010

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La derrota electoral del oficialismo ha provocado  que la idea  del  diálogo entre las diferentes fuerzas políticas y sectores sociales aparezca como método para intentar superar el deterioro institucional y social  en que el país se encuentra. Las cuestiones atinentes a la cultura no están exentas ni del deterioro ni de su superación mediante el  intercambio y confrontación de ideas.

La actividad cultural de una Nación implica el ejercicio de un grupo de derechos humanos esenciales, protegidos en nuestro sistema jurídico por normas que ocupan la máxima jerarquía y que provienen de la Constitución y de los tratados internacionales a los que se les ha otorgado rango constitucional.  El Estado debe garantizar el debido y razonable ejercicio de este grupo de derechos a través de sus órganos de gobierno.

También la actividad cultural  tiene un aspecto económico, pues es productora de bienes y riqueza, genera empleos directos e indirectos y  forja la identidad de un país; este hecho impone al Estado la función de crear los instrumentos necesarios para fomentar la producción de bienes culturales.

La cultura de un país es la que le otorga personalidad  dentro de  la comunidad internacional  y, por lo tanto,  constituye un instrumento de su política exterior, ya que la imagen y prestigio de una Nación se construye con símbolos culturales que la diferencian de las restantes y esto facilita el desarrollo de los aspectos políticos y económicos de las relaciones con la comunidad internacional.

Estas tres dimensiones que adquiere la cultura en el desarrollo de una Nación, demuestran  la necesidad  que se le otorgue al fomento de la actividad cultural el debido rango de cuestión de Estado, pues el destino de una Nación está directamente vinculado  al fortalecimiento de su cultura en las tres dimensiones señaladas.

Pero no podemos olvidar que  el fomento de la cultura no puede tomarse como autónomo de la política  educativa. Un estado que no garantiza a sus habitantes el derecho de enseñar y aprender, que no impone en los programas  escolares la enseñanza artística en sus múltiples formas, que olvida enseñar el lenguaje audiovisual ´-que es hoy el que primero aprenden los niños- no puede desarrollar una política cultural exitosa, porque entonces dejará la cultura para los grupos minoritarios  que la cultivan  y practican.

Es imprescindible incorporar con decisión y fortaleza en todas las jurisdicciones la enseñanza de las artes y la comprensión de los fenómenos culturales en la enseñanza obligatoria y que la educación tome el fenómeno de las democracias contemporáneas que es la multiplicidad de la expresión.

Tal como afirma Daniel Molina , el arte de nuestra época coincide con el ritmo actual del mundo: es múltiple, no autoritario. Está en cambio permanente y es  ambigüo. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y más aún desde la caída del Muro de Berlín, la vida cotidiana está cada vez menos regida por normas y valores absolutos. Esta libertad es inédita: sólo se vivió un clima espiritual parecido hace dos milenios, entre el triunfo ateniense en las Guerras Médicas y la caída del Imperio Romano. Marguerite Yourcenar escribió que esa época fue el momento en que los dioses ya se habían ido del mundo y Dios no había logrado ser el único.

Y así como  en los años  de Alejandro, César y Adriano junto a Platón, Sófocles y Virgilio, hoy también es un tiempo de diálogo. Ellos se permitían  el disenso porque estaban de acuerdo en lo esencial: sabían que en la discusión de ideas estaba el camino para construir juntos un mundo de sentidos plurales. Ese mismo mundo que debemos recrear hoy porque la diversidad es la marca de época y porque la democracia del siglo XXI es aquella que permite a la mayor cantidad de individuos expresar sin límites su singularidad.

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