En relación a mi último viaje a Girona (sobre el cual aun no había publicado nada aqui), escribí lo siguiente en ADN que me parece interesante compartirles.
Las peripecias de las crisis económicas no impiden que se reflexione y se actúe sobre políticas de Estado. El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España y la Agencia Española de Cooperación, en colaboración con otras entidades internacionales, realizaron un seminario que reunió a representantes de África, Europa y Latinoamérica para debatir y comentar experiencias sobre cultura y desarrollo, tema estratégico para la mejora de la calidad de vida de la comunidad internacional.
La ciudad de Girona y su universidad nos recibieron con buenos modos y mal tiempo, y fueron escenario de una concurrencia que honraba la diversidad. La íntima relación entre cultura y desarrollo humano, si bien tiene una formulación teórica y práctica contemporánea que ya produjo un importante número de declaraciones y pactos internacionales, sigue interesando, y el intercambio de reflexiones e información sobre avances concretos es indispensable para que los principios postulados en esas normas internacionales tengan vigencia en los países que los han ratificado. Es el caso argentino, a pesar del olvido.
De las múltiples reflexiones vertidas en el encuentro, cabe destacar la advertencia ante el riesgo de caer en una interpretación meramente económica de la cultura, con su consecuente evaluación numérica (tema de la disertación de Ticio Escobar, ministro de Cultura de Paraguay), pues aunque los bienes culturales tienen cuantificación material, no puede prescindirse de su valor simbólico. Tampoco el éxito de una acción puede medirse por las reglas del mercado, pues su importancia no depende sólo del éxito obtenido, sino también de razones extraeconómicas, como la posibilidad de expresar una corriente estética o una forma particular de un grupo minoritario de la comunidad.
La diversidad presente en cuerpo y en palabra en el seminario no es un eslogan. Así lo sostuvo la ministra de Cultura de Colombia, Paula Moreno Zapata, al reivindicar la profundidad que conllevan la aceptación de los diferentes grupos de la sociedad y la necesidad del reconocimiento de sus relatos históricos.
No todo fue teoría, pues se presentaron «buenas prácticas» de los temas abordados. Se explicó el rol de los derechos culturales en planes de salud sexual y reproductiva en Bolivia y en Mali, y el productor argentino Pablo Rovito, con agudeza y encomiable síntesis, relató la experiencia de Ibermedia, fondo de cooperación iberoamericano para la coproducción y distribución de películas, y destacó las ventajas de una austera estructura administrativa.
En un rato de ocio, en esta pequeña ciudad catalana se pudo visitar un didáctico y entrañable Museo del Cine (y lamentar la ausencia de una sede en Buenos Aires). Otro sabor amargo que deja esta rica experiencia: advertir cómo en la Argentina se pierden tantas energías en intrigas pueriles.
Publicado en ADN Cultura el 22-05-2010