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Sugiero leer en Perfil de hoy 3/4/11 el comentario sobre el pre-estreno del filme de Alejandro Chomsky sobre la novela de Adolfo Bioy Casares

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Rayuela y Laberinto
La imponente sede que alberga la feria del libro en la ciudad alemana ofrece la posibilidadde un juego de saltos en un extendida oferta de casilleros marcados con números yletras, pero también la alternativa de perderse entre la red de stands, patios, escaleras ycintas mecánicas que unen los distintos bloques que la integran. Rayuela y laberinto quetambién propuso Argentina como símbolos de nuestra literatura en el amplio espacio queocupó como país invitado.
La compleja trama del mundo editorial se teje ante el visitante sin interés negocial connitidez porque la sucesión de escaparates, puntos de encuentro, ediciones, traduccionesson el paisaje del febril cambio de personajes en las mesas donde se realizan lascitas entre editores, agentes literarios y otros actores en la empeñosa búsqueda detransacciones.
Muy diferente a la Feria del Libro de Buenos Aires, aquí no se venden ejemplares al lectorsino que se realizan negocios para que los textos circulen por el mundo en la diversidadde formatos existentes. El público entra los dos últimos días cuando las operaciones hansido concertadas y si cumplen el rito de hacerlo disfrazados –lo que sucede en cantidadnotable para el visitante desprevenido – recibe beneficios en el precio de la entrada.
El mundo del libro se ha ampliado y ya no se limita al objeto en papel con el cual lo hemosidentificado, sino que las tecnologías digitales han multiplicado la posibilidad de formatosy plantean temas de debate impensables pocos años atrás. Los “e-books” resplandecenen los escaparates de editoriales de múltiples procedencias.
En mi condición de invitado por CADRA –entidad que protege los derechos de autoresy editores frente a la reproducción gráfica de sus publicaciones- mi interés en observarcómo se multiplican las nuevas formas de contener y difundir un texto fue una motivaciónespecial, así como también analizar el estado del debate respecto de los derechos eintereses en pugna en este nuevo mundo.
Los argentinos no estuvimos ausentes en este tema, pues con el auspicio de la FundaciónHeinrich Böll Stiftung- Cono Sur- y la Fundación Vía Libre y edición de Beatriz Busanichese presentó el libro “Argentina Copyleft: La crisis del modelo del derecho de autor y lasprácticas para democratizar la cultura”, importante aporte para la discusión de un temadel siglo XXI -ausente en la discusión pública de nuestro país todavía anclada en temasdel siglo XIX como la división de poderes-, pero que atraviesa la cotidianeidad de quienestenemos el privilegio de haber incorporado a nuestras vidas los múltiples aparatos quepermiten la circulación de textos.

Mencionado acto se realizó dentro del espacio de encuentros del pabellón ocupado porlas editoriales francesas y contó con la presencia de la ya mencionada editora y autora,del Vice-Presidente de la Legislatura porteña y especialista en temas de propiedadintelectual, Dr. Julio Raffo y Patricio Lorente, investigador de la Universidad de La Plata.Tanto el debate de los oradores como los trabajos de investigación que componen el librodejan planteado el mayor desafío que enfrenta la actividad autoral y editorial: resolver laconvivencia armónica entre el derecho de acceso a la cultura que los nuevos métodos decirculación de obras ofrecen y el derecho patrimonial de autores y editores. Sin duda, untema esencial del presente que deberá resolverse en el futuro próximo sin olvidar que elbien común es un fin esencial del estado.

Argentina, cultura en movimiento.
Esta fue la frase elegida para presentar a nuestro país en la Feria como invitado de honor,ardua tarea que cumplió eficazmente COFRA (Comité Organizador para la presentaciónargentina en la Feria de Frankfurt) a cargo de la Embajadora Magdalena Faillace,infatigable gestora cultural, que implicó el montaje del pabellón especial situado en unespacio llamado “Forum” y la organización de múltiples actividades dentro y fuera de laferia, de muy compleja logística.
El diseño, la luz y la imagen, fija o en movimiento, fueron los medios protagónicos parapresentar nuestra literatura y nuestro país. Una rayuela dibujada en el piso daba accesoa un laberinto compuesto por paneles que evocaban a figuras destacadas de la literaturaargentina del siglo XIX y XX. El tributo que los símbolos elegidos rendían a Cortázar y aBorges, resultan concordantes con el rol de “íconos” de nuestra literatura que tambiénse les concedió y que multiplicaban su imagen fuera de los límites del laberinto en quequedaban circunscriptos sus colegas.
La selección de los escritores que conformaban los distintos paneles de ese laberintofue plural en todos los aspectos de la expresión literaria. El pasillo central lo ocupabanErnesto Sábato, Victoria Ocampo, José Hernández, Silvina Ocampo y Adolfo BioyCasares y en los pasadizos desfilaban figuras tan disímiles como Esteban Echeverría,Sarmiento y Bartolomé Mitre, junto a Manuel Mujica Lainez, Leopoldo Marechal yArmando Discepolo o Roberto Arlt, Manuel Puig, María Elena Walsh y Juan JoséSaer, sólo por nombrar sin ninguna intención selectiva a algunos de los casi cincuentacreadores elegidos, con la intención de dar cuenta de la variedad de épocas, estilos ycorrientes.
En cada panel el nombre del autor era acompañado por el título de una de sus obras yun texto que deliberadamente en algunas ocasiones pertenecía a otra obra. Así el casode Alfonsina Storni, en el cual se seleccionó su libro de poemas “Ocre” y el terceto finalde “Voy a dormir”, soneto escrito antes de su muerte en 1938.
En las vitrinas de esos paneles podían encontrarse objetos singulares como la ediciónde “Adán Buenosayres” ilustrada por Butler o el grabado original de Castagnino parael “Martín Fierro”, que publicó Eudeba, primeras ediciones o ediciones de bolsillo o lareproducción de una imagen que identificaba al autor (el dibujo de una diva del cine deoro para Manuel Puig).Una acertada idea fue acudir a pequeñas pantallas que reproducían segundos de películas basadas en las obras de los escritores expuestos. Y creo relevante destacarloporque no hay conciencia del gran aporte que la literatura hizo al cine argentino y comocontrapunto la función que el cine cumplió en la difusión masiva de esas obras. Tampocome parece que se recuerde que grandes títulos de nuestro cine tienen su origen en laliteratura. Desde “La guerra gaucha”, dirigida por Lucas Demare sobre la adaptacióndel texto homónimo de Leopoldo Lugones hasta la exitosa “El secreto de sus ojos”, deJuan José Campanella sobre la novela de Eduardo Sacheri, la relación ha sido arduay fructífera. Casi toda la obra de Mario Soffici, Leopoldo Torre Nilsson, Manuel Antín oSergio Renán fueron adaptaciones de textos literarios de autores argentinos.
En las vitrinas se pudieron rescatar imágenes de “Prisioneros de la tierra” (Mario Sofficcisobre Horacio Quiroga) , “El salón dorado”( Barney Finn sobre el cuento de MujicaLainez), “Boquitas Pintadas” (Torre Nilsson sobre la novela de Manuel Puig), “El poderde las tinieblas” (Mario Sábato sobre “El informe sobre ciegos” de su padre Ernesto) ,“Rosaura a las diez” (nuevamente Soffici sobre Marco Denevi), entre otros títulos delcine argentino que tuvieron a la literatura como fuente argumental.
Y apareció un caso que integra uno de los mitos de la relación entre el cine y la literaturanacional: la vinculación entre “Hace un año en Marienbad”, de Alain Resnais y “Lainvención de Morel”, de Adolfo Bioy Casares. En la vitrina destinada a Bioy, una pantallareproducía secuencias de esta obra emblemática del cine francés, que no reconocecomo fuente de inspiración la célebre novela. Consulté entonces a Edgardo Cozarinsky,que desde sus vacaciones en la apacible Villefranche-sur-mer, resolvió mi duda y mecontestó que la relación nacía de una nota que el guionista de la película, Alain Robbe-Grillet, había realizado en 1953 en la revista “Critique”, dirigida por G. Bataille, luego deaparecida la traducción francesa de la novela de Bioy, que puede leerse como un anticipode una idea para el filme de Resnais. Desde allí y pese a no figurar en los créditos delfilme, la vinculación se convirtió en una leyenda de nuestra pequeña historia literaria, muybien honrada en la muestra de Frankfurt.
Un espacio especial dentro del pabellón ocuparon los escritores y periodistasdesaparecidos en la última dictadura militar. Un panel con sus fotos y sus nombres,los pañuelos de las madres simbolizando la lucha por la justicia, una vitrina con loslibros prohibidos, constituyeron junto con la presentación de la “Antología de escritoresdesaparecidos” el homenaje a las víctimas del despiadado período de nuestra historiareciente.

Escritores en primer plano.
Los escritores argentinos, presentes y ausentes, ocuparon un primer plano de atenciónen la prensa favorecido por el programa denominado “Sur” que antes de la celebraciónde la Feria y con una encomiable labor de su comité de selección (integrado porMagdalena Faillace, Noe Jitrik, Horacio González, Horacio García, Mario Goloboff y SilviaOppenhayn), subsidió la traducción de doscientos cincuenta y tres títulos a las másvariadas lenguas y que permitió que muchas obras y autores aún no traducidos lograranla atención de editores alemanes. Por eso, cuando se hacía un paseo por el monumentalpabellón del país organizador nos encontrábamos con escritores argentinos ofrecidos ensus catálogos, pues Alemania recibió cincuenta y siete de esos subsidios. También sepodía ver obras de autores nacionales en los escaparates de las librerías de la ciudad.

Así las editoriales Suhrkamp e Insel, integradas a partir de 1963, entregaban uncatálogo específico de literatura argentina, con traducciones de autores ya clásicoscomo Roberto Arlt, Julio Cortazar, Manuel Puig o de las nuevas generaciones comoLaura Alcoba, Leopoldo Brizuela, Martín Kohan o Samantha Schweblin entre otrosnumerosos autores que despertaron el interés de editores alemanes. Esta editorial realizórecientemente en el Museo de la Literatura Moderna de Marbach una exposición sobreliteratura latinoamericana, denominada “Cortazar, Onetti, Paz. El gran sur de Suhrkamp”que mostró la más completa colección de la literatura de este continente, ya que elmencionado sello promovió intensamente el descubrimiento de la América Latina literariae intelectual, que en esta ocasión favoreció la presentación de escritores argentinos.
También la prensa prestó especial atención a la literatura argentina y su diversidadde exponentes. Como ejemplo, basta el suplemento literario del Die Zeit, uno de losprincipales diarios germanos, que dedicó su Nro. 40 de septiembre de 2010 a destacaresta diversidad con texto de tapa de Martín Kohan y extensas notas sobre VictoriaOcampo y César Aira. El suplemento reseña la activa y diversa expresión de nuestraliteratura, con artículos y fotografías de Osvaldo Bayer, Sergio Bizzio, Carlos Busqued,Martín Caparrós, María Sonia Cristoff, Pedro Mairal, Alan Pauls y Claudia Piñeiro, entreotros.
Así los escritores argentinos ocuparon una atención central de los medios alemanes ymostraron la diversidad cultural que es símbolo de nuestra cultura y marca de época eneste período de la civilización.

Editores en su espacio
En un encuentro donde el centro es el intercambio entre editores, estos ocuparon unespacio propio en otro piso del pabellón compartido con editoriales de habla hispana.Con algunas quejas por la distribución y tamaño del ámbito, las editoriales argentinasocuparon el stand de acceso a la gran sala, decorado por fotos emblemáticas depersonajes de nuestra literatura (Macedonio Fernández, Norah Lange) o de grandeseditoriales (reunión del grupo Sur). Allí se realizaban los encuentros entre editoresargentinos y posibles interesados internacionales en las obras. Los resultados de esasnegociaciones nos darán el indicio del impacto que tuvo la feria para establecer o renovarlas relaciones de nuestras editoriales con sus pares extranjeras y el éxito del intercambiobuscado.
En un espacio reservado a la organización de mesas de debate con participación depúblico, se realizaron numerosas actividades para reflexionar sobre diversos aspectos dela literatura y sus modos de difusión. En este marco hubo un original debate coordinadopor Gabriela Massuh y en el que participó el argentino Carlos Díaz (Editorial Siglo XXI),la alemana Anke Simon y el inglés Hill Swainson, donde se plantearon dificultades parala difusión del pensamiento argentino y latinoamericano y el predominio del inglés para ladifusión de ensayos y literatura científica.
Como afirmó Griselda Gambaro en el discurso de apertura la literatura y el poder tienenuna relación más estrecha de lo que se cree, con vínculos que aún en democracia hansido conflictivos. Es de esperar que esta esforzada presentación de la Argentina en Frankfurt sirva para que la cultura sea el instrumento de desarrollo que se espera en unademocracia del siglo XXI.

Publicado en Semanario Perfil, domingo 17 de octubre de 2010

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Publicado en SemanarioPerfil; 17 de octubre de 2010

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